Obra de rehabilitación de la ermita de Santa Ana
El PROYECTO PERMITE EL ENRASADO DE LOS MUROS EXTERIORES
Hace un mes nos pronunciamos por la evolución de las obras de Santa Ana. Hemos visto como se están restaurando los lienzos exteriores de la ermita, sus muros de mampostería, y discrepamos seriamente del acabado en el que se ha aplicado un exceso de mortero que desluce la imagen exterior de la ermita. En dos semanas la empresa constructora encargada de la obra, INOR, se ha cargado el aspecto visual que ha mantenido la ermita desde la edad media.
La dirección de la obra y los servicios técnicos municipales han informado que todo es correcto y acorde al proyecto, si bien, también hemos visto que, tras nuestra denuncia, la empresa ha intentado limpiar la piedra de las manchas de mortero: una tarea imposible, la fachada de la ermita ya no es lo que era.
Esta misma semana hemos consultado el proyecto de ejecución. En su memoria se hace especial mención de la evolución histórica del edificio, de las excavaciones arqueológicas, así como de las patologías y deficiencias del edificio. El proyecto de rehabilitación plantea, creemos que acertadamente, consolidar el espacio exterior y actuar para contemplar nuevos usos en su interior: el mirador, el culto a Santa Ana, y un espacio interpretativo que permitirá entender la evolución del edificio observando la excavación arqueológica y cinco paneles explicativos que relacionan la historia del edificio con la historia de Castro Urdiales. Un buen trabajo que, a diferencia de lo que se ha hecho en el Castillo Faro (aún sin entregar y sin uso definido) habilita los espacios de acuerdo con los objetivos del proyecto. Cuando se habla de consolidar el espacio exterior se dice que “no se alteran las soluciones constructivas y estructurales del edificio ni la visión consolidada que se tiene de la ermita mirador desde la villa desde el entorno monumental”. El plan especial del casco histórico señala en la ficha dedicada a la ermita, a la que califica como edificio protegido de valor excepcional, que “se autorizan exclusivamente las obras de restauración de fachadas sin modificación de huecos, materiales, tipologías y acabados”. Hasta aquí todo parece coherente.
Sin embargo, en la memoria del proyecto apenas se le dedican cuatro líneas a la restauración de los muros exteriores: