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miércoles, 24 de febrero de 2010

Castro Amenazado


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¿Qué habremos hecho los castreños para atraer pertinazmente el impulso salvador de los gobiernos regionales, que pretender saber mejor que nosotros qué necesitamos para nuestro futuro?
¿Qué mayor falta de respeto puede haber por parte de nuestros políticos, que emprender iniciativas contrariando la voluntad popular de preservar lo que nos identifica?

Pues esto pasa ahora, como pasó antes y nos tememos que seguirá pasando, con el Puerto Deportivo y el Polígono Industrial Sámano-Santullán.
Afortunadamente a los castreños, curtidos en muchas batallas de resistencia a caciques de uno y otro pelo, todavía nos quedan ganas de pelea. Ante estas dos últimas provocaciones la confrontación es inevitable.
La necesidad de que Castro tenga un puerto deportivo ha debido ser una inspiración divina, o no tan divina, revelada al Sr. Revilla desde el primer momento en que en sus aventuras político-regionales, se planteó qué hacer con el último pueblo de Cantabria, lindando con el pueblo vasco.



El convertir el valle de Sámano, regado por el manantial de La Suma, en un polígono industrial, todavía no tiene apellidos. Sabemos que es parte de un plan de ordenación del litoral y que el Gobierno Regional está decidido a que salga adelante por encima de cualquiera que se oponga a ello.
(Recibido el guante)
Señores políticos, ordenen el litoral, que buena falta hace. Defiendan nuestra costa de la especulación, de la masificación y del mal gusto, preservando el uso público y compatibilizando el desarrollo con el mantenimiento de los valores y la identidad de los pueblos de la costa.

Y claro que es necesario suelo para la implantación o recolocación de la industria y demás actividades productivas. Pero háganlo ponderando todas las alternativas, incluso de aquellas que impliquen dificultades o costes mayores, y háganlo de acuerdo con la mayoría y no contra todos.
El puerto de Castro necesita un ordenamiento que, con una lógica de utilidad y economía, evidencie que hay espacio para el triple de las embarcaciones que actualmente lo utilizan.


Las actuaciones en los puertos son complicadas porque concurren en ellas competencias de distintas administraciones, municipales, regionales y estatales, además de afectar a colectivos con intereses contrapuestos y difíciles de contentar. Por eso es necesario tener un discurso claro de lo que se pretende y una exposición profesional de cómo llevarlo a cabo.
Todo lo contrario de cómo se está afrontando el Puerto Deportivo de Castro.
No estoy diciendo que al Sr. Revilla le falte “discurso”, faltaría más, lo que afirmo es que los argumentos con que pretenden justificar los proyectos, o anteproyectos, recogidos en una sucesión de propagandísticas maquetas que aparecen y desaparecen en función de la oportunidad del sitio y de la concurrencia, no se corresponde con lo que se pretende hacer.


Ordenar el puerto es colocar en el sitio más idóneo las embarcaciones en función de las infraestructuras: Pesqueros, barcos de recreo, barcos de servicio, salvamento y rescate, etc. Pero no justifica alterar en nada la bahía. No necesitamos limitar la bocana, ni más abrigo contra los temporales, ni centros comerciales, ni aparcamientos específicos, simplemente ordenar lo que hay.
Lo de los puestos de trabajo, lo de convertir Castro en un gran foco de atracción para yates, las ventajas de un hipotético aumento del número de atraques, no convence a nadie. Y por el contrario, los daños al puerto: Efectos sobre la calidad de las aguas, las corrientes y mareas, las reservas de vida que suponen las rocas, la acumulación de residuos, etc., sin embargo son tan evidentes como inevitables. Daños que van a afectar profundamente en la forma de vida, usos y disfrute de todo el pueblo.

Por eso digo que, ni se dice lo que se quiere, ni se explica cómo hacerlo, ni compensan las ventajas a los inconvenientes.
La elección del valle para la ubicación de un polígono industrial es una barbaridad de tal tamaño que sólo a aquellos que su conocimiento del lugar se haya limitado a la observación de un plano topográfico, se les puede haber ocurrido. A todos nos duele que aquellos prados no puedan seguir siendo una riqueza para nuestros labradores y un lujo paisajístico para todos. De no ser así, la zona debería planificarse buscando una convivencia entre una zona urbanizada, con usos públicos y viviendas de baja densidad y otra para los usos ganaderos y agrícolas que se mantengan a pesar de las adversas condiciones económicas actuales. De esta forma se preservaría en lo posible el hábitat, la topografía y el paisaje actuales.
Creo que para su desarrollo Castro necesita suelo industrial, pero hay otros sitios donde el sacrificio del entorno esté más equilibrado con los fines perseguidos. Me consta que en las alegaciones que en su día se hagan al POL se presentarán alternativas en este sentido.
Apelo a nuestro Ayuntamiento, al Alcalde y a los concejales que han recogido el voto de los ciudadanos, a que interpretando honestamente la voluntad popular, se opongan a las presiones que están recibiendo del Gobierno Regional e impidan que se haga un daño irreparable tanto a la Bahía como al Valle de Sámano-Santullán. El pueblo lo reclama y no aceptará que ninguno de los dos proyectos se lleve a cabo.


Este artículo de Angel Fernando publicado en el DM en el año 2004 cuyo contenido, lamentablemente, sigue siendo de actualidad en el empeño que no mueve. El artículo hace referencia también al polígono industrial que se pretendía hacer en el Valle de Sámano y que gracias, en buena medida, a la presión popular se traslada a Vallegón. Lástima que el gobierno de Cantabria, en su persistente obsesión de hacer lo que le viene en gana va a ejecutar el polígono de Vallegón provocando una agresión al soto del río Tabernillas y a la peña de Santullán tan desmedida como la que se hubiera provocado en la zona de la Cuadra y la Llosa del Valle de Sámano.


En cuanto a lo que se dice del puerto deportivo es de permanente actualidad, y fuente de inspiración para nosotros. Gracias Angel.

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