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miércoles, 24 de febrero de 2010

Esbozo y algunas ideas de mi corazón. La bahía ni tocar.


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El pasado viernes nos juntamos en asamblea un grupo de 60 Amantes de Castro. Amantes interesados en el porvenir, en el futuro cercano de nuestra querida Bahía de Castro...
Los brazos del rompeolas y del contramuelle abrazan mucho más que una lámina de agua, encierran la historia del abrigo más importante del Cantábrico admirado por aquellos viajeros, nómadas o sedentarios que descubren la belleza del pétreo marco.
Desde los restos neolíticos de salmónidos del Cantu Santana, las marineras gaviotas y los invernales pitorros; O aquellos marinos que al grito de a Castro o al cielo que huían de la amenaza de galernas y temporales buscando el cobijo de nuestra querida bahía, o los observadores contemporáneos, que somos, de la catástrofe que se avecina.
Todos somos testigos no mudos y responsables del devenir histórico del entorno de uno de los parajes más bellos del Cantábrico.
Por ello y por mucho más se hace necesaria la Consulta popular.
La amenaza de la involución urbanística planea de nuevo sobre la maltratada ciudad de Castro en forma de 17 millones de euros de hormigón que serán vertidos sobre el fondo de nuestros corazones con las generosas disculpas del desarrollo urbanístico impuesto por el pasivo gobierno de Cantabria que mirando a oriente se muestra activamente encontrando las perfectas excusas para el maltrato y enriquecimiento a costa de los mismos de siempre.
El negocio perfecto ocupará oficialmente el patrimonio público-histórico-geográfico-social-humano-natural con dinero público, resultando una privatización que casualmente solo beneficia a ellos, a esos que no conocemos y que nunca debieron venir por aquí.
Amenaza impositiva o imposición amenazante sobre el lecho de mi corazón, como es posible tal despilfarro de medios económicos en una sociedad tan necesitada de ideas generosas con todos y más con aquellos que debido a la coyuntura soportan como pueden.
No es posible, no entiendo a esos que nunca se acuerdan de mí y cuando despiertan me hacen temblar con sus aberrantes alucinaciones.
Ni rastro del estudio socioeconómico, de las necesidades sociales de una mega estructura inútil. Quiero insistir en la necesidad de esta obra y mi corazón se revuelve y grita suplicando que SE OLVIDEN DE NOSOTROS. Que exhiban la justificación del proyecto en base a necesidades reales SI LO TIENEN.
Cualquier evaluación del impacto ambiental, no puede negar la evidencia, y la evidencia no debería ser negada en base a la pura realidad: equilibrio natural y humano alcanzado en este entorno que no debe ser maltratado con las justificaciones de siempre.

Por ello y por mucho más se hace necesaria la Consulta popular.
JESUS MENENDEZ 24/02/10

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