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martes, 20 de abril de 2010

Lastimado corazón


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Hermoso escrito, publicado en el Diario Montañés, de Juan García Negrete, músico que vive en Santander y que sigue sintiendo Castro desde que era niño.    


   Puerto deportivo: qué delicia y que descansado acudir al pantalán en la viva luz del verano. A sus barcos de recreo llegan las doradas familias para pasar un día en el mar. Detrás de los cristales de los yates todo parece suceder volante sobre la faz del océano, y las bocas moderadamente frías de los peces dirán asustadas:
-Aquí no habrá quién viva.
Los ilusionistas han sacado sus lápices de colores sobre la hermosa bahía castreña con expresión de ojo avizor y disimulo en los dedos. Así cumplen con sus obligaciones de natural fantasía como si fueran cuadros de magia: un parking por aquí, un centro comercial y de asueto por allá, y una mirilla para que el resto de los mortales atisben una bahía de porcelana como recuerdo desgarrador.
Sucede que soy de Castro Urdiales, y aunque nací en la calle Lealtad de Santander, mi infancia son los montes y el mar y las calles de un pueblo hermoso y feliz: Cotolino, Santa María, Ostende. El río Brazomar envolvía en sus brazos los ángulos espejeantes de las olas.
Castro Urdiales es hoy un pueblo estrepitoso de hormigón vestido con lubricidad de sueño y piel seca. Todo un simulacro, una fantasmagoría completa de fría rana humana y antigua depredación, espesa, desteñida, espantoso corral de segundas residencias. Y ahora un proyecto de puerto deportivo megalómano.
Un paisaje displicente, ventrílocuo, lejano, empequeñece los recuerdos. La firme veladura del tiempo todo lo acelera en su descomposición. Hay una rara onda de roca en Sonabia que recuerda a una ballena; está ahí, pero no la veo. Oculto en la penumbra duerme todo lo que fui, aquellas luces ahora inútiles. 



 Muchísimas gracias, Juan.

1 comentario:

  1. Que pena que no pudieron salvar la Bahia de Ostende. Mi alma vive sepultada por la graba que aniquilo todo lo que amaba. Por las casas demolidas donde me crie, por el rio desaparecido del instituto Argenta donde subian las Anguilas del mar a desovar. Por los caminos desaparecidos,cortados por autovias que como espadas cortaron en dos las montanas y subir al "monumento" hay que pagar peaje. Se puede descuartizar mas lo que era perfecto?Se puede destruir mas Castro? En honor a la felicidad que me ha aportado mi pueblo... lo sigo llorando desde el exilio en America.

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